En nuestras últimas vacaciones a Italia, visitamos el rastro del barrio del Trastevere , en Roma. Iba con una idea clara, encontrar algún pequeño tesoro antiguo que tuviera relación con las labores.
Escudriñar con la vista entre tanta cosa y dar con el objetivo, no fue sencillo. Pero por fín , pude dar con dos piezas que me parecieron una maravilla , y que después de regatear, se quedaron en mi bolso.
Fijaros qué dos agujas de ganchillo en plata más bonitas. Esta pareja trae la empuñadura labrada , con una niña bordando en una y una pareja en la otra. Por supuesto, ya desgastadas por el uso y el paso del tiempo. Según el señor, eran de finales del siglo XVIII, " ya" , le dije yo . " Sí , si señora se lo aseguro" contenstó él.
Pero quería que vierais lo fina que tiene la punta. He colocado un hilo de ganchillo al lado para que lo apreciéis. Realmente cuesta sujetar el hilo en la cabeza de la aguja. Y os lo digo por experiencia, que en mis tiempos también hice ganchillo gracias a lo que mi abuelita Francisca, que en paz descanse, me enseñó.
he
............De otras ciudades , fuí añadiendo a mi bolso otros pequeños detalles, como estos corazones hechos en bolillos.
...... el dedal en cristal de Murano, las tijeras de plata de la orfebrería de Venecia, o puntillas de alguna mercería que encontraba en el camino.
Pensé que sería muy bonito tener todo esto recogido como un recuerdo del viaje italiano. ¿ Qué podía hacer ?
Esto fue lo que se me ocurrió.
Utilicé unos marcos en beiege con cierto aire decapado . Coloqué una base de guata y sobre ella recorté una de las toallas de bastista bordada a mano. Luego sujeté todo lo demás con pequeños pespuntes y con pegamento caliente .
En el marco donde iban las agujas hice un trocito de puntilla de ganchillo que quedaba enganchada en el hilo, y este a su vez, a un pequeño ovillo que estaba dentro de una cesta de mimbre , también traída de una tienda en Roma. Añadí el encaje de la bolillera , en una esquina , y una puntilla que hiciese juego con la cinta que colgaba de la cestita.
En el otro marco agrupé lo que me pareció más similar. El encaje del querubín con los corazones, el dedal, la otra pieza de plata ( me encantaron las tijeras que incluso se abrían , siendo tan menudas ) un encaje en forma de mariposa que rompiera un poco los volúmenes y el dedal de cristal colocado para lucir sus finas flores.
Ahora , cada vez que los vea, me llevarán de vuelta a nuestras vacaciones y rescatarán de la memoria todos aquellos recuerdos.
